Profesionales de la educación y altas capacidades: una relación pendiente

Profesionales de la educación y altas capacidades: una relación pendiente

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a una persona con altas capacidades como “aquella que cuenta con un cociente intelectual superior a 130”.

La definición tradicional de altas capacidades basada únicamente en el cociente intelectual (CI) ha ido quedando atrás, y ahora se reconoce que la inteligencia es un concepto multifacético y complejo que va más allá de un número específico.

                          Esta gráfica expresa la distribución poblacional según la medida del CI.

En el contexto educativo ecuatoriano, no se cuentan con cifras actualizadas sobre la cantidad de estudiantes con altas capacidades. Hasta 2019, se estima que había alrededor de 50 alumnos con altas capacidades entre los 4.3 millones de estudiantes del sistema educativo. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que aproximadamente uno de cada 100 niños tiene altas capacidades, lo que sugiere que este grupo de estudiantes puede estar subrepresentado o no identificado adecuadamente.

Esta falta de identificación y atención puede ser especialmente preocupante para los padres de niños con alto potencial intelectual. Muchos de ellos sienten que los profesores y profesionales de la educación desconocen completamente qué son las altas capacidades y cuáles son sus implicaciones. Como resultado, los alumnos superdotados o con altas capacidades a menudo no reciben el apoyo y la atención adecuados para satisfacer sus necesidades educativas específicas.

Es importante destacar que la falta de formación en altas capacidades no es culpa de los profesores o profesionales de la salud, sino del sistema educativo que no proporciona una preparación adecuada en este campo. Muchos futuros docentes y psicólogos en formación no han recibido la más mínima formación sobre cómo identificar, atender y apoyar a los estudiantes con altas capacidades.

Si se incluyera una formación básica sobre altas capacidades en las carreras universitarias de maestros, pedagogos y profesionales de la salud, se lograría un cambio significativo en el panorama educativo. Los docentes estarían mejor preparados para identificar y atender a un mayor número de alumnos con altas capacidades, evitando que pasen desapercibidos o sean mal etiquetados. Además, se fomentaría una educación más inclusiva y equitativa, donde se valora y atiende la diversidad de talentos y capacidades de los estudiantes.

Asimismo, la formación en altas capacidades para psicólogos permitiría una detección temprana de los signos que indican altas capacidades en los niños y adolescentes. Esto facilitaría una evaluación oportuna y una orientación adecuada para las familias, ayudándoles a atender las necesidades emocionales y sociales de estos estudiantes y a fomentar su correcto desarrollo.

En nuestro país existe un instructivo para la atención educativa a estudiantes con Dotación Superior/Altas Capacidades Intelectuales en el Sistema Nacional de Educación, fue publicado en Septiembre del 2020 por la Dirección Nacional de Educación Especializada e Inclusiva.

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